Deja que todo el mundo te cuente lo que pasó, el libro de la pandemia

Más de 200 autores de edades, países y profesiones diversas participan de forma altruista en el libro Deja que todo el mundo te cuente lo que pasó (Editorial LoQueNoExiste), dando su visión del mundo y de su propia vida mientras se encontraban confinados por la amenaza de la pandemia. Amor, miedo, el futuro, la familia, la poesía… juntos conformaron un legado universal, escrito a corazón abierto, que deja testimonio a las futuras generaciones sobre el sentido de la vida en el contexto social y económico de una sociedad global marcada por una pandemia.

Estudiantes, maestros, desempleados, periodistas, poetas, catedráticos, psicoanalistas, cantantes, amos de casa, políticos o fotógrafos anónimos y conocidos se reúnen junto a personalidades como Ramón Tamames, Silvia Marsó, Gema Igual, Alicia Kaufmann, Juan G. Bedoya o Hugo Coya en las páginas de un libro que recoge sus emociones, realidades colectivas y experiencias muy personales. Todos ellos se embarcan en un admirable y valioso ejercicio de introspección, aprovechando un tiempo convulso para repasar su propia vida y lo que verdaderamente les inquieta.

Y todo ello por la iniciativa de Mercedes Pescador, directora de la editorial LoQueNoExiste, quien buscaba “dejar un legado escrito a la humanidad, y lo hemos conseguido con la generosidad y el talento de personas maravillosas que han abierto su corazón sin complejos, creando textos valiosos para aprender a vivir y entender que somos vulnerables”, asegura. Muy emotiva es, también, la historia de la portada. Ilustrada por la pintora chilena Carmen Aldunate con una imagen cargada de simbolismo, y la contraportada, con el dibujo de Adam, un niño nacido en China de tan solo cinco años, que retrata el mundo, como una gran casa de único tejado por donde entra “el mal bicho”. La editorial recibió por sorpresa ambas ilustraciones a través de un correo electrónico sin nombre de remitentes, como “el regalo más misterioso, impresionante, y oportuno para ilustrar este libro, que es un legado para la humanidad”, asegura Pescador.

Las temáticas más recurrentes según los países de procedencia

El libro es diverso desde todos los ámbitos. La mitad de los autores son mujeres; representan prácticamente todas las generaciones, y lo hacen desde los cinco continentes, aunque con predominan los de ámbito hispano. Entre los países originarios de los autores se encuentran España (representada prácticamente por todas las comunidades), México, Suiza, Venezuela, India, Estados Unidos, Guatemala, Chile, Australia, Sudáfrica, Colombia, Reino Unido, Perú, Argentina, Ecuador, Italia, Australia, El Salvador, Bolivia, Rusia, y Alemania.

Mientras que los autores africanos plasman su preocupación por los problemas económicos, saturación por la sobrecarga informativa, ansiedad, aislamiento, y la pérdida de conexiones humanas, los australianos inciden en la solidaridad, la responsabilidad, la importancia de los abrazos, las incógnitas sobre el nuevo orden y el trauma de la destrucción del medio ambiente. Los europeos, por su parte, escriben sobre la transformación interior, la ralentización del ritmo de vida, la manipulación de la información por parte de los poderosos, la necesidad de mejorar como seres humanos y sociedad, así como en la crisis económica y la crítica a los políticos, la experiencia del contagio en primera persona, la vulnerabilidad, la incertidumbre y la esperanza, la admiración hacia los sanitarios, la salud emocional, la hipocresía. En América, sin embargo, escriben sobre la adaptación, la solidaridad, la delincuencia, el autoabastecimiento alimenticio, la desconfianza, la incredulidad, la pobreza, religión, la humanidad, las desigualdades, la corrupción, y las tradiciones.

La obra fue desde el principio una iniciativa solidaria, ya que la participación ha sido completamente gratuita, de ahí que los derechos de autor están destinados por la editorial al programa Ilumina una vida, una línea telefónica gratuita de atención a los mayores creada por la Fundación Alares. Atendida por voluntarios, expertos sociales y psicólogos, cualquier persona mayor que se encuentre aislada por coronavirus o en situación de soledad puede llamar, las 24 horas, todos los días de la semana.